PREBONSAI OLMO JAPONES

Referencia: PREOLMJP14140

Estado: Nuevo

Prebonsai Olmo Japonés de 14 años de edad.

Medidas 25cm de alto x 32cm de ancho de copa.

112,20  IVA incluído

Disponibilidad: 1 disponibles

– Nombre científico o latino: Ulmus spp.

– Nombre común o vulgar: Olmo

– Familia:

Ulmaceae (Ulmáceas). Hay varias especies de olmos que se usan como bonsái:

    • Ulmus americana (Olmo americano, Olmo blanco)
    • Ulmus davidiana
    • Ulmus elegantissima
    • Ulmus glabra (Olmo, Olmo montano, Olmo de montaña)
    • Ulmus japonica (Olmo japonés)
    • Ulmus laevis (Olmo temblón, Olmo liso)
    • Ulmus minor = Ulmus campestris = Ulmus carpinifolia (Olmo común, Álamo negro, Negrillo)
    • Ulmus parvifolia = Zelkova parvifolia (Olmo chino)
    • Ulmus procera (Olmo inglés)
    • Ulmus pumila (Olmo de Siberia, Olmo enano)
    • Ulmus thomasii

– Estilos:

Chokkan, Yoseue, Hokidachi. Los estilos más habituales son el vertical informal, escoba y bosque. Son ideales para conseguir bosquetes en miniatura. Los olmos crecen rápido por lo que es posible obtener formas originales en periodos de tiempo breves. Cuando el bonsái esté prácticamente formado es el momento de la elección del tiesto.

– Substrato:

Arcilla japonesa “Akadama” 85% y arena de río 15% de granos pequeños a medios. El suelo tiene que ser esponjoso y nutritivo, que retenga la humedad, preferiblemente de carácter ácido y rico en materia orgánica.

– Luz:

A pleno sol el tamaño de las hojas es más pequeño y las brotaciones venideras son más vigorosas. En zonas de clima más calurosos se debe situar al exterior todo el año, incluso a pleno sol, exceptuando los meses de verano u otros meses que puedan ser demasiado calurosos, entonces habrá que protegerlos a la sombra todo el día. Puede cultivarse como planta de interior pero situada en un lugar muy luminoso, ya que la falta de luz o no recibirla con la intensidad suficiente le provocará el alargamiento excesivo de las ramas. En cualquier caso hay que evitar un lugar excesivamente cálido y seco en invierno, como podría ser el salón de una vivienda. Un síntoma es el de ver caer hojas amarillas del interior por falta de luz. Esto se debe a la densidad con la que crece cuando está muy pinzado (cortar las puntas).

– Humedad:

– No hay que pulverizar las hojas de forma artificial porque provocaremos un aumento del tamaño de las hojas y favorecemos los hongos.

– Temperaturas:

Sería un error muy grave mantener una temperatura constante durante todo el año, ya que como el resto de los árboles y plantas necesitan de estaciones climáticas y cambios de temperatura estacionales. Las heladas no son ningún problema si no son muy fuertes o si el Bonsái está aclimatado paulatinamente a soportarlas, acostumbrado año tras año de forma progresiva.

– Riego:

Puede regarse todos los días en verano a pleno sol. Consume más agua en el exterior a pleno sol que dentro de casa.

– Abonado:

Constante durante el periodo de crecimiento y poco o nada en invierno y en pleno verano. Conviene esperar unas semanas antes de empezar a abonar tras la brotación para dar tiempo a la maduración de las hojas. No abonaremos a un árbol recién trasplantado, ni tampoco a uno que esté en mal estado. Ojo a los síntomas de la clorosis provocada por la falta de hierro y manganes. Aportar estos elementos en caso necesario.

– Poda:

Necesitará pinzado continuo (cortar las puntas) para mantener la forma, puesto que su brotación es muy rápida. El pinzado se realiza durante toda la época de crecimiento, durante todo el periodo vegetativo, con las ramas nuevas de la brotación del año. Se cortan los nuevos brotes, dejando una o dos pares de hojas, con el fin de equilibrar el vigor. La poda se realiza al final del invierno o inicio de la primavera cuando se tiene una imagen clara de la silueta del árbol. Como las hojas son alternas, tanto en la poda como en el pinzado debemos tener en cuenta la dirección que tenga la yema que nace de la primera hoja de la rama tras la poda, de tal forma que siempre podaremos por encima de una hoja que tenga una yema hacia el exterior de la copa o hacia la dirección deseada. Tras el defoliado es importante colocar el árbol a pleno sol para favorecer la brotación.

– Alambrado:

El alambrado se realiza desde la primavera hasta los inicios del verano (junio), y no es muy necesario alambrar, ya que la forma nos viene dada con las sucesivas podas que se le han ido realizando, a no ser que queramos darle un estilo muy diferente al que tiene, entonces si que habrá que hacerlo. El alambrado debería de realizarse en las primeras etapas de formación del diseño, cuando el árbol es joven. La mejor época es en invierno. La corteza es muy delicada y puede marcarse muy fácilmente si no vigilamos el engrosamiento para que no se clave el alambre y debemos poner cuidado de no apretar mucho ni dejarlo muy flojo. La colocación de ramas mediante el alambrado debe realizarse tras el defoliado, entre la primavera y el otoño, vigilando las marcas del alambre en la corteza debido a la rapidez con la que engordan y crecen. La forma de emplear la poda como técnica de modelado en vez del alambrado es dejar crecer las ramas y podar en función de la dirección deseada (izquierda, derecha, arriba o abajo).

– Trasplante:

Cada 1 ó 2 años en los ejemplares jóvenes y cada 3 ó 4 años en los más viejos, al comienzo de la primavera o tras un defoliado. Durante el trasplante conviene sanear bien cualquier parte de raíces podridas y podar las ramas no deseadas para reducir su copa. Hay que tener cuidado de no podar drásticamente las raíces durante el trasplante, podando sólo las raíces más gruesas y dejando las más finas. Si la poda de raíces es muy grande, convendría quitar hojas en la misma proporción que las raíces eliminadas. Entre la poda de ramas y el trasplante (o viceversa) debería existir un intervalo mínimo de tiempo para no acumular demasiadas operaciones agresivas a la vez, por ejemplo, 3 semanas. Es conveniente proteger el árbol después del trasplante durante un par de meses, situándolo en un lugar muy bien iluminado pero evitando la exposición directa al sol.

– Plagas:

– Araña roja, cochinilla, mosca blanca, pulgón y barrenillos.

– Enfermedades:

– Grafiosis del olmo:

La principal enfermedad del olmo es la llamada Grafiosis o Enfermedad holandesa del olmo. Esta enfermedad ha asolado, y continua asolando, los mejores olmedos de toda Europa. Se trata de un hongo que obstruye los vasos conductores de savia capaces de fulminar al olmo en muy poco tiempo. La Grafiosis la trasmite principalmente un insecto (un coleóptero del género Scolytus) que se alimenta de la madera perforando galerías mientras transporta las esporas en sus patas presentando el tronco pequeños agujeros. No es el único insecto que perfora galerías en el tronco, así que estos agujeros por si solos no quieren decir nada. No se ha descubierto ningún remedio eficaz para combatirla, aunque sí se han desarrollado algunas variedades más resistentes. Parece que Ulmus pumila y Ulmus parvifolia son poco o nada vulnerables. Otras enfermedades que puede padecer el olmo son la Roya y la Abolladura de las hojas.

– Multiplicación:

– Por semillas. Esquejes tiernos o semileñosos, de unos 10 cm, al comienzo de la primavera. Acodo aéreo al comienzo del verano.

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