– Nombre científico o latino: Quercus ilex
– Nombre común o vulgar: Encina
– Familia:
– Fagaceae (Fagaceas).
– Origen:
– Región Mediterránea.
– Árbol muy longevo y de lento crecimiento.
– Hojas persistentes, simples, alternas, provistas de un corto pecíolo, ovalobiongas, con el borde entero o bien dentado, mucronadas; la cara superior es lisa, brillante y de color verde oscuro, mientras que la inferior es tomentosa, de color gris verdoso.
– Frutos tienen forma de aquenio (bellota), protegidos en parte por una cúpula semiesférica.
– Su aspecto es robusto y frondoso, y están capacitados para soportar los cambios climáticos más rigurosos entre las diferentes estaciones.
– Luz:
– Sol, en ambientes secos y calurosos.
– Temperaturas:
– Aguanta bien el frio, incluso las heladas. No obstante, las raíces pueden resentirse al estar en una espacio tan pequeño por las heladas fuertes.
– Humedad:
– Rociar las hojas para limpiarlas.
– Substrato:
– Arena gruesa, tierra vegetal y akadama a partes iguales.
– Riego:
– Sólo cuando el substrato se seque. No es exigente en agua. Hay que procurar que disponga de un buen drenaje.
– Abonado:
– Se abonará cada 30 días, desde finales de primavera hasta principios del verano, y un par de veces en otoño.
– Poda:
– Podar las ramas en primavera, antes de que la planta reemprenda la actividad, y a finales de primavera y principios de verano, acortar los nuevos brotes, dejándolos a la longitud de dos hojas.
– Al hacer una poda fuerte tendremos la precaución de dejar algunas ramas finas para garantizar que no retire savia de algunas zonas.
– Resulta recomendable cepillar el tronco de la Encina si proliferan manchas de color verde por exceso de humedad.
– Alambrado:
– Las ramas jóvenes se doblan con facilidad, pero se puede dañar la corteza con el alambre, por lo que tendremos que proteger con rafia su superficie.
– La dirección del crecimiento se logra por medio de la poda, pues su lenta evolución y la dureza de su madera dificulta el alambrado.
– Trasplante:
– El crecimiento de la encina es lento, por lo que se recomienda trasplantar cada 3 años o más.
– La época adecuada es a finales de invierno o comienzo de la primavera.
– El sistema radical de la encina es muy sensible debido a que sus raíces son finas y quebradizas, y su lento crecimiento le resta capacidad de recuperación.
– Debe reducirse la longitud de la raíz principal a base de sucesivas intervenciones que se realizarán en el momento del trasplante.
– Si la poda de las raíces es consistente, es conveniente realizar una completa defoliación a fin de favorecer la compacidad.
– Evitar la realización de cualquier trasplante cuando el árbol no goce de buena salud, a no ser que la causa de ese estado fuese algún problema radicular.
– No lavar las raíces con agua.
– Trasplantar en un substrato a base de 60% de mantillo, 10% de turba y 30% de arena gruesa o material equivalente.
– No exponer al sol después del trasplante. Mantener en sitio sombrío durante unos días.
– Enfermedades:
– El hongo Oidio. Se manifiesta por un polvo blanco. Situar el ejemplar en un lugar más seco, reduciendo el riego y aplicar un fungicida adecuado. Eliminar las hojas infectadas.
– Multiplicación:
– La semilla germina con facilidad, pero debido a su lento crecimiento el tronco tarda muchos años en adquirir un aspecto atractivo, por lo que es un método de obtención poco recomendable para los aficionados al bonsái.