– Nombre científico o latino: Juniperus phoenicea L.
– Nombre común o vulgar: Sabina negral, Sabina negra, Sabina suave, Sabina mora.
– Familia: Cupressaceae.
– Origen: tiene un posible origen fenicio y actualmente se encuentra en la región mediterránea y en las islas Canarias.
Es un arbusto o pequeño arbolillo perenne, de hasta 8 m. de altura.
La copa es densa, muy parecida a la del ciprés.
El tronco puede aparece retorcido o inclinado por efecto del viento y los años. Tronco derecho muy corto y robusto, que se ramifica desde la base.
Hojas adultas escuamiformes, decusadas, imbricadas, con márgen estrecho escarioso.
Su floración tiene lugar al final del invierno o en primavera.
– Fructificación: fruto en gálbulo de 8 a 14 mm, globoso u ovoideo, finalmente rojo oscuro.
Se originan unos frutos carnosos y globosos, verdes al principio y, que tras madurar al año siguiente se tornan rojos.
Altitud: desde 0 hasta 1.000 m.
Cabe destacar su acción protectora sobre algunos medios como dunas, collados y páramos, pudiéndose usar en repoblaciones.
Es una especie protectora de los suelos de montaña y de las dunas.
Las sabinas suelen aparecer aisladas o en rodales poco densos, pero puede formar bosquetes propios en algunos medios como son las vertientes abruptas o los arenales costeros.
Su madera es muy apreciada en carpintería, ebanistería y construcción, es muy buen combustible.
Es utilizado en cortavientos y setos por su gran valor ornamental, aunque poco frecuente.
Se desarrolla en todo tipo de suelos y condiciones. Generalmente en lugares tan inhóspitos como arenales costeros, suelos volcánicos y fisuras de rocas.
Es capaz de soportar climas muy secos, fuertes heladas y vientos intensos.
Tiene una gran resistencia a los vientos.
– Temperatura: soporta veranos de altas temperaturas e inviernos muy fríos.
– Multiplicación: por semillas.
Semillas por gramo: 100, Porcentaje de germinación: 40-60%.






