Es una de las coníferas más hermosas que existen. La Picea pungens o abeto azul es uno de los árboles preferidos para los amantes del jardín pero, también, una de las elecciones más habituales cuando nos planteamos cómo elegir el árbol de Navidad. Enamorarse de él es perfectamente lógico. No solo es majestuoso por su porte piramidal. Además es sumamente bello, gracias a sus singulares hojas de color azul plateado. Un tono que resalta sobre su corteza, de un tono gris púrpura.
Como sucede con la Picea Glauca, el abeto azul tiene un valor ornamental único. Por eso, es habitual encontrarlo en parques y jardines siempre de manera aislada. La razón es sencilla: a pesar de ser de crecimiento lento puede llegar a alcanzar unas dimensiones de más de 30 metros de altura y hasta de seis en la base. Una razón de peso para buscarle una buena ubicación en la que su crecimiento no pueda verse entorpecido por las plantas de exterior de alrededor.
Por su belleza y singularidad, veamos a fondo cómo cultivar la Picea pungens. Un abeto sumamente resistente que, con los cuidados adecuados, puede acompañarnos durante muchos años.