El ginkgo, gingko, árbol de los cuarenta escudos, es una especie de árbol del género Ginkgo, la única especie no extinta de la clase Ginkgopsida , siendo un ejemplo de relicto o fósil viviente, debido a su presencia en el registro fósil desde hace 290 millones de años. Su aspecto se asemeja a las plantas con flor o angiospermas, aunque pertenece al grupo de las gimnospermas.
Árbol caducifolio, de porte mediano, puede alcanzar 35 m de altura, con copa estrecha, algo piramidal y formada por uno o varios troncos. Sus ramas, generalmente rectas y empinadas, son gruesas y rígidas ya en los ejemplares jóvenes, aunque la ramificación en éstos suele ser laxa, e incluso pobre. La corteza es de color pardo grisácea o pardo oscura, con surcos y hendiduras muy marcadas.
Las hojas, de color verde claro y de entre 5-15 cm, estas son planas en forma de abanico con nervadura dicotómica; las nacidas en los brotes largos suelen presentar muescas o lóbulos.
Los sexos están separados, presentando los ejemplares masculinos estróbilos amarillos agrupadas en amentos cilíndricos, muy numerosos y que nacen en los brotes cortos. En los femeninos, las estructuras reproductoras femeninas se denominan rudimentos seminales femeninos y se encuentran en grupos de 2 o 3, produciendo una semilla blanda de color marrón amarillento y textura carnosa que suele confundirse con una drupa, tornándose al madurar verde grisáceas. Estas semillas carnosas son comestibles y, al abrirlas despiden un olor rancio ya que contienen ácido butírico. Tratándose de una gimnosperma, sus semillas no se forman en un ovario cerrado con una pared que las protege