– Nombre científico o latino: Olea europaea
– Nombre común o vulgar: Olivo, Aceitunero, Aceituno, Olivera
– Familia: Oleaceae (Oleáceas).
– Origen: Región Mediterránea. Actualmente se piensa que su verdadero origen puede encontrarse en Asia, concretamente en la región del Cáucaso. Debido a su vigor, resistencia, la belleza de su madera seca y la diversidad de sus formas le han hecho un clásico entre los bonsáis al olivo, siendo una de las especies más cultivadas. Crecimiento lento, pero constante. Tronco grueso que en los ejemplares viejos se retuerce y encorva de forma que alcanza tortuosidades que dejan ver que puede alcanzar el millar de años. Hojas perennes, pequeñas, alargadas y coriáceas de color verde grisáceo. Flores de color blanco. Frutos verdes o negros (las aceitunas) que oscurecen al madurar. De sus frutos se extrae el apreciado aceite de oliva. El Acebuche es una variedad silvestre del olivo, de nombre científico Olea europaea var. sylvestris. Es un arbusto algo espinoso normalmente con una altura no demasiado elevada. Sus principales diferencias con el olivo tradicional son la presencia de espinas, desaparecidas en su pariente mayor, y el reducido tamaño de sus hojas que lo convierten en una variedad especialmente apta para el cultivo como bonsái.
– Estilos: El olivo es uno de los pocos árboles que podemos modelar en la mayoría de estilos de bonsái, incluyendo los de madera muerta. En principio, los estilos más apropiados son Inclinado, Cascada y Tronco Doble.
– Luz: Al olivo le gusta el sol. Aunque no es deseable, puede llegar a adaptarse al interior, pero siempre será necesario colocarlo cerca de una ventana soleada y lejos de fuentes de calor. La falta de sol provoca mayor distancia entre nudos. El olivo, como todos los árboles, prefiere vivir en el exterior.
– Temperaturas: Los olivos pueden aguantar heladas puntuales durante 1 ó 2 días. Durante el invierno se puede proteger de las temperaturas más bajas en algún sitio algo resguardado (invernadero, etc.) pero vigilando que la temperatura no sea demasiado alta para que los brotes no comiencen a crecer fuera de temporada. En invierno requiere ambientes claros y ventilados, la temperatura ideal es de 6-12º.
– Substrato: Lo fundamental es un buen drenaje para el olivo. Se puede llegar a utilizar incluso un 100% de Akadama.
– Riego: El momento en que más agua necesitará será al inicio de la nueva brotación, reduciéndose el riego en los olivos que están enraizando por la propia falta de raíces, y después del defoliado al disminuir la evaporación. Debemos dejar secar ligeramente entre cada riego.
– Abonado: Cada 20-30 días, desde primavera a otoño. Se debe empezar en abonado en primavera, de forma suave y suspender el abonado durante los meses de calor, reiniciándolo de nuevo en otoño. Cabe destacar que este abonado otoñal es probablemente el más importante del año ya que él aportará la reserva necesaria para la siguiente brotación de primavera. El olivo en la Naturaleza no requiere suelos muy ricos, por los que no es necesario realizar un abonado demasiado intensivo. Nunca debemos abonar un olivo trasplantado, hay que esperar a que brote.
– Poda: Normalmente se debe realizar la poda antes de que el árbol tenga actividad vegetativa. La poda de brotes y ramas se realiza de primavera a comienzos de otoño, cuando el brote tiene 7-8 pares de hojas, cortar dejando 2-4 hojas con el fin de equilibrar su vigor. A continuación, si el árbol está sano, saldrán nuevas yemas y se desarrollará nueva brotación. Realizar las primeras intervenciones sobre las raíces simultáneamente al trasplante y a la reducción selectiva de la copa. Si las podas del aparato radical son drásticas, es preferible optar por una defoliación a fin de favorecer el desarrollo. Nunca podaremos o desfoliaremos ramas tiernas pues al no haber subido la glucosa no tendríamos resultados y los nuevos brotes serían débiles. Los cortes se deben cubrir con pasta selladora y procuraremos eliminar los brotes de la base del tronco para no restarle savia al resto del árbol.
– Alambrado: Las operaciones de fijación se realizarán entre primavera y otoño, protegiendo la corteza. Siempre es preferible alambrar ramas jóvenes, que en 2 ó 3 semanas habrán tomado la posición adecuada, que intentar hacerlo con ramas viejas. Las ramas viejas y/o con poco vigor no deben ser alambradas ya que esto les restaría aún más vigor y no se conseguiría el efecto deseado. Sólo las ramas delgadas se doblan con facilidad.
– Trasplante: Cada 2 años en los ejemplares jóvenes y cada 3 en los más viejos, en primavera y antes de comenzar el crecimiento fuerte. Utilizar un substrato a base de un 60% de mantillo, 10% de turba y 30% de arena gruesa o material equivalente. O bien, akadama más volcánica. Durante el trasplante conviene sacar bien cualquier parte de raíces podridas y eliminar bien toda la tierra vieja. Durante el trasplante hay que podar las raíces y ramas no deseadas. Soporta bien las fuertes podas de raíces e incluso es posible dejarlo a raíz desnuda sin demasiados problemas.
– Otros cuidados: Debemos limpiar a fondo la madera seca, limitando con gubia las partes vivas. Para proteger la madera seca aplicaremos periódicamente una capa de polisulfuro de cal.
– Plagas: Arañuelos o picabrotes (pequeños gusanos de 5 a 10 mm), Cochinilla del olivo, etc.
– Enfermedades: Verruga o agallas del olivo (Pseudomonas syringae), son unos bultos que no matan al árbol, aunque un exceso de ellos lo debilita. Quitar las verrugas y tratar las heridas y las herramientas utilizadas con un desinfectante. El Repilo es un hongo que se manifiesta en las hojas en forma de manchas marrones con una aura amarillenta. El tratamiento consiste en un fungicida con cobre.
– Multiplicación: El olivo se puede multiplicar por medio de esquejes (principalmente), semillas y la recuperación de la Naturaleza.