BONSAI ULLASTRE MALLORQUIN

Referencia: BONULLASM48009

Bonsái de Ullastre Mallorquín de 48 años de edad.

Medidas: 57cm de alto x 38cm de ancho de copa y 25cm de Nevari

437,80  IVA incluído

Sin existencias

Es de la familia Oleceae (Oleáceas). Es un árbol perennifolio, longevo, de crecimiento lento pero constante. Su origen es la región Mediterránea, en las Islas Baleares, donde ha estado presente desde la remota antigüedad, siendo un verdadero símbolo para su cultura.

Los olivos silvestres (olea Europaea Variedad Silvestris), que reciben popularmente el nombre de acebuche, pueden ser tan bonitos como los demas.

Sus hojas perennes son opuestas, lanceoladas con el ápice ligeramente punteagudo, enteras, coriáceas, glabras y verdes grises oscuras por la haz, más pálidas y densamente escamosas por el envés, más o menos sésiles o con un peciolo muy corto. Son más pequeñas que las del Olea Europaea.

El tronco grueso que en los ejemplares viejos se retuerce y encorva de forma que alcanza tortuosidades que dejan ver que puede alcanzar el millar de años.

Su corteza finamente fisurada, de color gris o plateado.

Sus flores son bisexuales o polígamas, en panículas auxiliar es multifloras con corona blanca.

No suelen dar fruto.

Su período de floración sucede entre mayo y julio en el hemisferio norte, y entre noviembre y enero en el hemisferio sur. Mientras que el periodo de fructificación se lleva a cabo entre septiembre y diciembre en el hemisferio norte y entre marzo y junio en el hemisferio sur.

Debido a su vigor, resistencia, la belleza de su madera seca y la diversidad de sus formas le han hecho un clásico entre los bonsáis al olivo, siendo una de las especies más cultivadas.

En principio, los estilos más apropiados son “Inclinado”, “Cascada” y “Tronco Doble”.

El olivo es uno de los pocos árboles que podemos modelar en la mayoría de estilos de bonsai, incluyendo los de madera muerta.

Su madera es ideal para formar el jin, ofreciendo sus vetas hermosos dibujos.

El olivo aguanta perfectamente el pleno sol, pues las hojas maduras elaboran una capa de cera que tapona los estomas de las hojas evitando la evaporación y que se quemen las puntas. 

Aunque no es deseable, puede llegar a adaptarse al interior, pero siempre será necesario colocarlo cerca de una ventana soleada y lejos de fuentes de calor.

La falta de sol provoca mayor distancia entre nudos.

El olivo, como todos los árboles, prefiere vivir en el exterior.

Los olivos pueden aguantar heladas puntuales durante 1 ó 2 días.

Durante el invierno se puede proteger de las temperaturas más bajas en algún sitio algo resguardado (invernadero, etc) pero vigilando que la temperatura no sea demasiado alta para que los brotes no comiencen a crecer fuera de temporada.

En invierno requiere ambientes claros y ventilados, con una temperatura ideal entre 6 y 12ºC.

Lo fundamental es un buen drenaje para el olivo. Para el substrato se puede llegar a utilizar incluso un 100% de Akadama.

El momento en que más agua nesesitará será al inicio de la nueva brotación, reduciéndose el riego, en los olivos que están enraizando por la propia falta de raíces, y después del defoliado al disminuar la evaporación.

Debemos dejar secar ligeramente entre cada riego.

El abonado será cada 20-30 días, desde primavera a otoño.

Se debe empezar a abonar en primavera, de forma suave y suspender el abonado durante los meses de calor, reiniciándolo de nuevo en otoño.

Hay que destacar que este abonado otoñal es probablemente el más importante del año ya que él soportará la reserva necesaria para la siguiente brotación de primaverá.

El olivo en la naturaleza no requiere suelos muy ricos, por lo que no es necesario realizar un abonado demasiado intensivo.

Nunca debemos abonar un olivo transplantado, hay que esperar a que brote.

Normalmente debe realizarse la poda antes de que el árbol tenga actividad vegetativa.

La poda de brotes y ramas se realiza de primavera a comienzos de otoño, cuando el brote tiene 7-8 pares de hojas, cortar dejando 2-4 hojas con el fin de equilibar su vigor.

A continuación, si el árbol está sano, saldrán nuevas yemas y se desarrollará nueva brotación.

Realizar las primeras intervenciones sobre las raíces simúltaneamente al transplante y a la reducción selectiva de la copa.

Si las podas del aparato radical son drásticas, es preferible optar por una defoliación a fin de favorecer el desarrollo.

Nunca podaremos o defoliaremos ramas tiernas pues al no haber subido la glucosa por ellas, no tendríamos resultados y los nuevos brotes serían débiles.

Los cortes se deben cubrir con pasta selladora y procuraremos eliminar los brotes de la base del tronco para no restarle savia al resto del árbol.

El alambrado se realizará entre primavera y otoño, protegiendo la corteza.

Siempre es preferible alambrar ramas jovenes, que en 2 ó 3 semanas habrán tomado la posición adecuada, que intentar hacerlo con ramas viejas.

Las ramas viejas y/o con vigor no deben ser alambradas ya que esto les restaría aún vigor y no se conseguiría el efecto deseado.

Sólo las ramas delgadas se doblan con facilidad.

El transplante hay que hacerlo cada 2 años en los ejemplares jóvenes y cada 3 en los más viejos. En primavera y antes de comenzar el crecimiento fuerte.

Utilizar un substrato a base de un 60% de mantillo, 10% de turba y 30% de arena gruesa o material equivalente. O bien, akadama más volcánica.

Durante el transplante conviene sacar bien cualquier parte de raíces podridas y eliminar bien toda la tierra vieja.

Además hay que podar las raíces y las ramas no deseadas.

Soporta bien las fuertes podas de raíces e incluso es posible dejarlo a raíz desnuda sin demasiados problemas.

Hay que tener otros cuidados como limpiar a fondo la madera seca, limitando con guabia las partes vivas.

Además para proteger la madera seca aplicaremos periódicamente una capa de polisulfuro de cal.

Hay que tener cuidado con las plagas de arañuelos o picabrotes (pequeños gusanos de 5 a 10 mm), Cochinilla del olivo, etc.

Las enfermedades más comunes son la verruga o agallas del olivo (Pseudomonas syringae), son unos bultos que no matan al árbol, aunque un exceso de ellos lo debilita. Quitar las verrugas y tratar las heridas y las herramientas utilizadas con un desinfectante.

Otra es el Repilo. Es un hongo que se manifiesta en las hojas en forma de manchas marrones con un aura amarillenta. El tratamiento consiste en fungicida con cobre.

El olivo se puede multiplicar por medio de esquejes (principalmente), semillas y la recuperación de la Naturaleza.

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