– Nombre científico o latino: Pinus spp.
– Nombre común o vulgar: Pino, Pinos
– Familia: Pinaceae (Pináceas). Muchas especies de Pinos son interesantes para bonsái. Las más cultivadas son:
-
- Pinus densiflora (Pino rojo japonés)
- Pinus cembra (Pino cembro)
- Pinus montana (Pino montano)
- Pinus mugo (Pino de Mugo, Pino Suizo de Montaña)
- Pinus nigra (Pino negro)
- Pinus parviflora (Pino blanco japonés)
- Pinus penthaphylla (Pino japonés de cinco agujas)
- Pinus sylvestris (Pino albar)
- Pinus thumbergii (Pino negro japonés)
- Pinus uncinata (Pino negro de montaña, Pino moro)
El Pino piñonero (Pinus pinea) son es adecuado porque desarrolla acículas muy largas y por la dificultad para que broten hacia atrás. Las hojas de los pinos tienen forma de agujas. Las agujas viejas se van secando y cayendo mientras se van produciendo otras nuevas. El fruto de los pinos se denomina piña. Sus semillas son los piñones. Los conos pueden tardar 2 ó 3 años en madurar contiendo en su interior las semillas, o piñones, pudiendo ser estas aladas o no.
– Estilos: Admite prácticamente todos los estilos, excepto el Kabudachi. Formal e Informal, Inclinado, Azotado por el viento, Cascada, raíces Expuestas.
– Luz: Deben ser cultivados a pleno sol ya que no soportan bien los lugares sombríos. No soporta estar en el interior más de dos o tres días, por lo que se le debe cultivar en el exterior manteniéndole en una atmósfera seca y ventilada. Se debe cultivar siempre en lugares abiertos y soleados ya que prefieren lugares con viento y son muy sensibles a la contaminación.
– Temperaturas: Si bien soportan bien el frío, puede hacerse necesario proteger las raíces de las fuertes heladas.
– Humedad: El pino prefiere el ambiente seco, por lo que no es necesario vaporizar con demasiada frecuencia.
– Macetas: La maceta debe ser relativamente profunda ya que los pinos necesitan un suelo profundo y bien drenado.
– Substrato: Una buena mezcla para todas las especie puede ser la formada por 1/2 de arena de río, 1/4 de mantillo y 1/4 de akadama.
– Riego: Sólo se debe regar cuando la superficie de la tierra esta seca. Es fundamental evitar el encharcamiento.
– Abonado: Abonar de primavera a otoño, descansando en verano. Nunca debe abonarse un ejemplar recién trasplantado.
– Poda: Con variedades vigorosas, por ejemplo thumbergii, en primavera se eliminan totalmente las velas más fuertes. A finales de primavera o principios de verano se pinzan las velas con un vigor normal, no las débiles. Para finales de verano o principios de otoño habrá madurado una segunda brotación. Cortaremos la nueva brotación, de uno a dos tercios de su longitud total, teniendo en cuenta que cuanto más hacia el ápice, más deberemos pinzar para lograr una mayor densificación. También tendremos en cuenta que en general deberemos cortar más la velas largas que las cortas. Cuando queremos que una rama se alargue, lógicamente no pinzaremos la vela apical. El pinzado se puede efectuar durante todo el periodo de crecimiento, realizándolo siempre con las puntas de los dedos pellizcando y arrancando las puntas que sobresalen del perfil de las copas. En el caso del pino Thumbergii y generalmente en el Halepiensis, debido a que tienen una segunda brotación en otoño, volveremos a repetir la misma operación, pero en este caso dejando un tercio de la vela, puesto que al estar próximo el periodo de reposo, la respuesta del árbol no es tan vigorosa como en primavera. Conviene quitar la aguja vieja en cuanto haya madurado la nueva brotación para favorecer que la luz llegue al interior de la planta y que esta brote hacia el interior. La poda de estructuración y la de mantenimiento, debe efectuarse en invierno. Dejaremos siempre un muñón, que posteriormente eliminaremos o convertiremos en “jin”. Ahora bien debemos tener en cuenta al podar los pinos que estos no brotan donde no hay agujas, por lo cual antes de suprimir una rama debemos estar seguros del modelado que queremos conseguir. La poda de mantenimiento o formación, consiste en la sustitución de ápices, para así poder acortar las ramas. La poda de ramas, cuando sea necesaria, debe realizarse siempre en invierno, cuando el árbol haya parado completamente su actividad. Lo primero que debe tenerse en cuenta cuando se trabaja un pino es que las ramas que se queden sin hojas no volverán a brotar jamás, así que nunca debe dejarse una rama válida completamente defoliada. El pinzado de un pino variará en función del vigor de la especie en cuestión. Por lo tanto en una misma rama habrá acículas de distintas edades, las más traseras son las más viejas y las más próximas al ápice de la rama las más jóvenes. Por lo tanto si los pinos no brotan donde no hay agujas, si queremos provocar brotación trasera deberemos obligar al árbol a formar nuevas yemas en la zona de agujas viejas, antes de que estas caigan en otoño o primavera. Esto se consigue mediante el pinzado de la nueva brotación (velas) en primavera. Antes, a finales de invierno, es conveniente eliminar los brotes más fuertes para equilibrar el vigor.
– Alambrado: El alambrado se puede efectuar todo el año, aunque la mejor época es entre el otoño y el invierno. Tenemos que tener en cuenta que al ser un árbol muy flexible, hay que utilizar un calibre de alambre más grueso del que nos parece a primera vista, de otro modo la rama alambrada, volvería a su posición inicial. Por el mismo motivo nos veremos obligados a mantener el árbol alambrado durante un largo periodo de tiempo, de 1 a 2 años, con lo cual tendremos que desalambrar el árbol y volver a colocar el alambre tres o cuatro veces antes de su retirada definitiva, para evitar que queden marcas en la corteza.
– Trasplante: El periodo de trasplante puede oscilar entre 2 y 5 años en función del estado de desarrollo del árbol. Lo normal es cada 3 ó 4 años. Efectuarlo al final de invierno o principio de primavera (febrero, marzo o abril en el Hemisferio Norte). Se debe conservar parte del substrato antiguo, para de esta forma asegurarnos un aporte de micorrizas, lo cual es imprescindible para la vida del árbol. Durante el trasplante es peligroso dejar la planta a raíz desnuda, ya que sufriría mucho y podría morir el pino. Se puede eliminar una tercera parte del cepellón como máximo, pero siendo muy cuidadoso para no dañar la raíz principal. En ningún caso debe permanecer por un tiempo excesivamente prolongado en un lugar sombrío, esto provocaría su debilitamiento. Una vez recuperados del trasplante, poner a pleno sol.
– Plagas: Barrenillos, orugas y cochinillas.
– Enfermedades: Mal blanco de las raíces, Desecamiento de las coníferas, etc.
– Multiplicación: Generalmente por semillas. Colocar en remojo las semillas durante una noche en invierno, se rechazarán las que floten. Al día siguiente se siembran en un substrato drenante y se mantienen en el exterior. Los esquejes de pino son muy lentos para enraizar, requiriendo un ambiente muy controlado. Poco práctico para el aficionado. En cuanto a la recuperación de la naturaleza, la mejor época es a finales de invierno, cuando las yemas comienzan a hinchar Debemos extraer los pinos con el máximo de cepellón posible(léase apartado cuidados recuperación) y al plantarlo sobre el contenedor de cultivo, conservar lo más bastante de la tierra original, añadiendo hormonas de enraizamiento y vitamina B-1. El substrato lo formaremos con gravilla o grava volcánica añadiéndole un poco de turba o mantillo. El árbol debe mantenerse a la sombra y rociarse con agua varias veces al día. Cuando de síntomas de brotación, poco a poco iremos acostumbrándolo al sol.